Nuestros asociados nuestra razón de ser

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En esta ocasión, hemos querido dedicar esta editorial de verano a nuestras empresas asociadas, sin duda alguna todo lo que hemos vivido desde marzo de 2020 quedara en nuestra retina para siempre. POR ELLO DESDE AQUÍ QUEREMOS DARLES LAS GRACIAS POR SU FIDELIDAD EN UNOS MOMENTOS TAN DIFÍCILES.

Es importante, poner en valor, el trabajo que realizan las asociaciones empresariales, para afrontar las crisis económicas, como interlocutores necesarios frente a las administraciones públicas. En apenas unos meses se ha producido un deterioro del tejido productivo como nunca antes había ocurrido, lo cual complica que la recuperación sea rápida una vez que pase la pandemia.

Ante esta situación, en la que las administraciones están interviniendo de un modo decisivo en el día a día de los negocios, cobra más fuerza que nunca el asociacionismo empresarial para defender con denuedo ante las instituciones los intereses comunes de sus asociados. Y no solo eso, el asociacionismo se muestra ahora más que nunca como el único camino para mejorar el desarrollo y la competitividad de las empresas a través de la cooperación empresarial, un hecho que ayudará a crear puestos de trabajo y fortalecer el tejido productivo.

Partiendo de la base de que la transformación de la realidad se puede llevar a cabo a través de la participación social, hay que considera que el cauce más eficiente para lograr mejorar el espacio público es el asociacionismo.  Las Asociaciones permiten actuar conjuntamente en el espacio público para influir en la resolución de problemas muchas veces desatendidos por parte de las instituciones. La evolución de la normativa reguladora de las Asociaciones ha ido reconociendo la importancia de las funciones que cumplen como agentes de cambio y transformación social.

Es fundamental promover una sociedad dinámica, participativa y democrática. Somos actores de nuestro mundo. Debemos perseguir tener mayor poder de decisión, y esto se consigue con redes asociativas que establezcan vínculos de unión entre la ciudanía y el sistema político.

El Asociacionismo es progreso y avance en las sociedades, ya que con él se promueve la participación ciudadana, buscando el bienestar común y el bien público.

Hoy, se puede decir, sin temor a equivocarse, que las asociaciones son el foro de encuentro del ideario plural de quienes las componen y en el que se vertebra esa pluralidad en un espíritu común y unitario. El asociacionismo que hunde sus raíces en ideas individuales, las compacta en una sola y, de ahí, de esa puesta en común, nace una forma de pensar y de actuar, la de las asociaciones que convierten lo disperso en único y cohesionado.

Se puede decir que el asociacionismo, se ha convertido en un movimiento real y con un marcado carácter de protagonismo en nuestra sociedad. Un movimiento que ha sabido vertebrar diferentes sensibilidades sociales y profesionales, para darles una forma unitaria.

Considerar a los asociados como la razón de ser para cualquier organización es generar un cambio importante en todos los niveles de la misma. Donde la metodología, estrategias y la experiencia son elementos esenciales y fundamentales. Logrando un conjunto integral para el éxito.

Quienes, en estos momentos, tenemos responsabilidades asociativas, tenemos, también, el sagrado deber de buscar los puntos de encuentro entre aquellos que son la razón de ser de las asociaciones, los auténticos protagonistas de esta maravillosa aventura llamada asociacionismo, los socios.

Un deber que debe de ir más allá de nuestro presente y debe de prolongarse en el tiempo. Un deber, en suma, que tiene que ser hereditario para quienes vendrán después de nosotros y además de ese deber social hemos de buscar nuevas fórmulas para poder ofrecer a los socios aquello que necesitan de manera más perentoria, ser oídos y escuchados, sobre todo esto último, donde sus problemas puedan ser solucionados.

La inclusión, la generosidad y el respeto mutuo deben de ser las piezas del motor que a cualquier organización que quiera progresar. Sólo desde la inclusión, y siendo capaces de ser generosas y respetuosas, las asociaciones serán capaces de hacer fácil lo difícil y sólo desde la unión se alcanzarán los objetivos, convirtiendo la debilidad de la dispersión, en la fortaleza de la cohesión, dando una respuesta segura, firme y sobre todo convincente a todos aquellos que de manera recurrente se cuestionan el ser o no ser de las asociaciones. Las asociaciones hacen común lo plural. Hacen que lo común sea escuchado, y que lo común que es escuchado, se convierta en realidad. Eso son las asociaciones.

 

Por ultimo las relaciones con la Administración deben basarse en el reconocimiento por parte de éstas de la labor indispensable que las empresas realizan para el bienestar de los ciudadanos. 

Las Administraciones Públicas no sólo deben proteger y apoyar a las Asociaciones existentes, sino también fomentar la afiliación a las mismas y la creación de nuevas entidades, la participación activa en su seno y la implicación creciente en la búsqueda del bienestar y la calidad de vida para la sociedad.


La relación Empresa – Administración necesita más que nunca que sea honesta en sus fines y que delimite perfectamente sus obligaciones; los servidores públicos deben velar por el interés general y facilitar a quienes mueven la economía, las herramientas adecuadas para cumplir su responsabilidad social, y que ésta se traduzca en trabajo y bienestar para la población.

``JUNTOS SEREMOS MÁS FUERTES´´

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