LOS DATOS DEL PARO EN 2020 HACEN NECESARIO AMPLIAR LOS ERTES Y EL CESE DE ACTIVIDAD DE AUTÓNOMOS PARA MANTENER LA ACTIVIDAD Y EL EMPLEO
El aumento del paro registrado en 2020 es ya histórico ,2020 pasará a la historia por su abrupta -y sobrevenida- destrucción de empleo. A la espera de analizar el impacto de la potencial tercera ola, los datos de paro registrado hechos públicos por el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Seguridad Social arrojan un saldo interanual negativo de 360.105 empleos y un aumento de paro sin precedentes, del 23%, hasta los 3,9 millones de parados (3.888.137).
Todo ello sin contar, la bolsa de trabajadores que aún siguen inmersos en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), 755.000 a 31 de diciembre, que no se reflejan en las estadísticas de parados y siguen figurando en la de afiliados y a la Seguridad Social. Lo que no muestran estas cifras de afiliación es la gran bolsa de trabajo que todavía está en el aire, los llamados ERTE, de los que casi uno de cada dos se concentra en hostelería (servicios de alojamientos y comidas y bebidas), con cerca de 353.000 trabajadores en suspensión temporal de contrato o reducción de jornada. De ahí la preocupación también por la desigual recuperación de los distintos sectores de actividad y la situación crítica que, como revelan los datos, atraviesan algunos de ellos, cuya salida de la crisis se atisba imposible en tanto no se estabilice la situación sanitaria. Una bolsa que, entre abril y noviembre, ha requerido de un desembolso de 14.173 millones de euros,
Aunque está lejos de los grandes incrementos del estallido de la pandemia, la tendencia a la corrección se cortó con el impacto de las nuevas restricciones de la segunda ola tras el verano.
Por tanto, Los datos de afiliación a la Seguridad Social y de paro, correspondientes a un mes tradicionalmente positivo para el empleo por la campaña navideña, son claramente negativos y reflejan la crudeza del impacto de la pandemia sobre la actividad económica y el empleo en nuestro país, tanto en diciembre como en el conjunto del año 2020.
Así, sube el desempleo en casi 37.000 personas, frente a la bajada continuada en este mes desde 2012. El aumento se produce sobre todo por el crecimiento del paro en el sector servicios, con 8.134 parados más, lo que contrasta con las caídas habituales en diciembre, que se suma al incremento también en la construcción y la industria.
Por otro lado, el aumento simbólico de la afiliación en 7.350 personas en términos desestacionalizados recae principalmente en actividades sanitarias y servicios sociales, fuertemente condicionado por las actividades más demandadas en la pandemia. De esta forma, el número de afiliados supera ligeramente los 19 millones, -19.048.433-, habiendo caído en más de 360.000 personas en 2020.
Con estos datos encima de la mesa, la industria de los eventos (ferias, congresos, convenciones espectáculos etc.) que se encontraba en plena forma antes de la pandemia, arrojando unas cifras muy esperanzadoras, está hoy en una situación agónica. Los eventos aportan negocio, innovación, competitividad, generan inversión, talento, conocimiento, redes colaborativas, internacionalización… Hay que convencer a las instituciones y a las grandes compañías, pymes, start-ups, que es importante hacer eventos para generar nuevas oportunidades y hacer crecer la economía en general.
Pero a pesar, de la capacidad de adaptación de las empresas que forman este sector (organizadores, agencias, recintos feriales, incentivos, proveedores de instalaciones temporales, audiovisuales, azafatas, catering), para la realización de eventos en diferentes formatos y de adecuar los espacios para garantizar la seguridad sanitaria, esto no ha hecho posible su reactivación.
Es por tanto imprescindible el apoyo institucional para la reactivación de esta industria, aunque la extensión de los ertes resulta imprescindible, por lo menos hasta mayo, así lo ha trasladado la CEOE, pero no es suficiente para paliar la situación de nuestro sector. Ya que serían necesarias otras medidas alternativas para poder frenar los posibles despidos y la desaparición de las empresas. Medidas directas en compensación a la falta de facturación como se han tomado en otros países de nuestro entorno como Francia y Alemania.